La cultura maya sigue viva en el día a día en la Península de Yucatán y más allá de las fronteras de México, el simbolismo de las ceremonias y rituales ancestrales se han conservado con el paso de los años, es la forma de conectar con el cosmos, universo y con el todo que nos rodea.
La visión del cosmos Maya se centra en una visión holística de la realidad y resaltando la importancia del universo como un todo, como un núcleo activo de energías vivas tangibles e intangibles, donde confluye la espiritualidad y la conciencia creativa de conexión, transformación y evolución; porque el cosmos es un ente vivo consciente en el que confluye la energía viva, donde cada parte del universo influye en el todo y se encuentran relacionados.
El matrimonio en la cultura maya es considerado como un rito de cambio que va de lo profano a lo sagrado, donde la energía de los novios se unifica ante el cosmos y concentra en el espacio sagrado K’aam Nikte’, donde el fuego, tierra, agua y viento de la mano de cánticos y sonidos se invocan a los dioses, un momento en donde el sonido de los caracoles, tambores, flautas, y cascabeles generan un micro cosmos que conecta con el todo. En este espacio se recibe la energía de los seres de luz que bendicen a la unión del espíritu y cuerpo de los novios, quienes son presentados por el chamán ante las siete direcciones: arriba reside la energía cósmica, la Madre Tierra reposa abajo, alrededor están los cuatros vientos y el ser superior se halla en el interior de sus corazones. Es ahí donde surge el compromiso con el cosmos de mantenerse unidos, donde la voluntad de dos se vuelca al universo en uno.
Durante la ceremonia maya, se pone un altar integrado por flores, canela, velas, copal, inciensos, jícaras en cuatro partes, de forma que visto desde un plano cenital refleja los cuatro puntos cardinales y a su alrededor se dibuja un círculo con azúcar y en su interior se sitúan los novios durante la ceremonia. El elemento clave del ritual es el fuego, porque se quema resina aromática, canela y flores, el chamán pide a los invitados a centrar su energía positiva para el futuro de los novios, al centro del espacio una cuerda forma un cuadrado, el cual representa el marco del cosmos, allí se coloca el Ya’axche, el árbol de la vida y su raíz representa la región mental, el tronco la vida terrestre y las ramas corresponden los espacios celestiales. Desde arriba parece una cruz, lo que traza los cuatro puntos cardinales, la estrella polar es representada por el color blanco de la vestimenta de los invitados y novios. De ahí nace la creencia para los mayas que el matrimonio produce el cambio de lo profano a lo sagrado, se celebra en un entorno natural como la playa, selva o cenotes.
El rito maya concentra fuerza y conecta con las raíces, vive la experiencia de la espiritualidad maya.