La Península de Yucatán abarca una extensión de 300 000 km2, que separa al Mar Caribe del Golfo de México y su topografía es casi plana, con altitudes que apenas rebasan los 30 metros y el suelo se compone principalmente de roca caliza, o saskab conocido como “tierra blanca”. Este tipo de roca se caracteriza por su alta permeabilidad. La topografía distintiva de la península son los cenotes y cuevas que se concentran mayormente en la parte norte y disminuyen hacia el sur.
La palabra cenote viene del vocablo maya ts’ono’ot o d’zonot, que significa “caverna con depósito de agua”, este término se ha generalizado para designar a la mayoría de las manifestaciones kársticas en la península de Yucatán. El karst tiene su origen en los arrecifes coralinos y sedimentos marinos que, al exponerse a la superficie, formaron la roca caliza, la solubilización-precipitación de esta roca han promovido la ausencia de corrientes de agua superficiales que han permitido el afloramiento y presencia de cenotes. Asimismo, los diferentes grados de porosidad y dureza de la roca han permitido la formación desde pequeñas oquedades y acumulaciones de suelo, hasta complejos sistemas de cuevas secas y húmedas.
El origen de los cenotes se debe al proceso geomorfológico denominado karst, que consiste en la combinación de los mecanismos de disolución, colapso y construcción de la caliza. Los cenotes son complejos sistemas acuáticos generados mediante la disolución de los carbonatos y otros minerales del suelo, algunos cenotes cuentan con conexiones a corrientes subterráneas que favorecen la circulación de agua, en donde coexiste agua dulce y salada.
El número aproximado de cenotes en la península no se ha estimado dada la dinámica existente en su formación, sin embargo, tan sólo en el estado de Yucatán se calculan entre 7,000 y 8,000 cenotes; a la fecha no se tiene una cuantificación de cenotes para los estados de Campeche y Quintana Roo. Por su morfología, los cenotes se clasifican de acuerdo con la etapa del proceso de apertura que comunica el acuífero subterráneo con la selva y la luz solar en superficie como se describió en el proceso de formación.
Por sus características hidrobiogeoquímicas, los cenotes se clasifican como jóvenes y viejos; los jóvenes o lóticos se conectan libremente con el acuífero a través de los túneles de las cuevas, el flujo del agua es horizontal y el tiempo de residencia del agua es corto. Los cenotes más viejos o lénticos presentan un bloqueo de la conexión principal con el acuífero, debido al colapso del techo o las paredes y la sedimentación, con lo cual el intercambio con el agua subterránea es restringido y el recambio del agua es más lento, el agua acumula materia orgánica disuelta, particulada, detrito orgánico y organismos vivientes, presentan aguas anóxicas (sin oxígeno) y ácidas en el fondo.
El tamaño de la apertura del cenote determina, hasta cierto grado, cuánta materia orgánica puede introducirse desde los terrenos adyacentes del suelo de la selva en épocas de lluvia y la producción de materia orgánica depende, entre otros factores, de la presencia de luz. Por su parte, los cenotes tipo cántaro están menos expuestos a la luz solar, los cenotes totalmente expuestos como los cilíndricos y aguadas presentan una cantidad mayor de materia orgánica: alóctona y autóctona, procedente esta última de plantas acuáticas y algas, e influyen en el tipo de vida que en ellos se encuentra.
En la parte norte de la Península de Yucatán se tienen aproximadamente cartografiados más de 600 km de galerías y túneles inundados de diferentes niveles y pasajes verticales, que incluye la cueva inundada más grande del mundo de una extensión de 347 kilómetros, según datos del grupo de exploración subacuática del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM) y dirigido por Robert Schmittner, quien informó que logró conectar dos de los sistemas de cavernas inundadas más grandes de la Tierra conocidos como Sac Actun y Dos Ojos, dicho descubrimiento supera todas las del planeta, refieren que la unión de las dos cavernas tardó 10 meses y que antes del descubrimiento el Sistema Ox Bel Ha, localizado al sur de Tulum, era el más largo del mundo con 270 kilómetros. Los investigadores aseguraron que el sistema Sac Actun, ubicado al noreste de Tulum, tenía 263 kilómetros y ocupaba el segundo lugar en extensión y al fusionarse con Dos Ojos se convierte en el de mayor tamaño del mundo.
En un viaje por la Península de Yucatán no te puedes perderte de conocer alguno de sus cenotes, ahora con mayor conocimiento de que es un cenote y para los mayas eran considerados lugares sagrados. En la actualidad son muy visitados por los turistas y son ideales para bañarse y para bucear o hacer snorkel, ya que el agua es cristalina y podrás visualizar una gran diversidad de flora y fauna. Algunos cenotes por su gran profundidad y sistema de túneles subterráneos es posible bucear de mano de expertos cualificados.